El fortín de Santo Domingo puede con el Murcia

Sé que las crónicas del Alcorcón-Murcia tendrán como protagonistas a Bordalás y Nafti. Yo no quiero hablar de eso. Yo voy a hablar de fútbol. De un partido malo y trabado, lleno de faltas, polémicas, protestas, lesionados, expulsados... Y con sólo un destello, el gol de Mora (y eso dice el acta) en un saque de falta que se cuela entre una nube de jugadores. Y lo más importante: tres puntos más, terceros en la clasificación y Santo Domingo sigue invicto.

Sin novedades en el once, las miradas estaban en el banquillo. Quini se quedó otra vez fuera de la convocatoria. Bordalás optó por el once habitual con Miguélez de titular y Kike López en el banquillo. Salió el Alcorcón enchufadísimo, como siempre. Puso a prueba a Javi Jiménez con tres tiros desde la frontal de Sales, Mora y Juli. Y en el minuto 14 llegó la jugada tonta de la noche. Mora sacó una falta desde el lateral del área izquierda y el balón incomprensiblemente se coló entre una nube de jugadores. Yo creo que la tocó Babin. Hay quien dice que un jugador murciano. Pero el árbitro se lo dio a Mora. Con el gol, como también viene siendo habitual, los alfareros dieron un paso atrás e intentaron salir a la contra. El Murcia llegaba más bien poco ante el muro defensivo amarillo. Una férrea defensa de los once jugadores. Todos corrían y presionaban, ejemplo de ello es la carrera de Oriol Riera para robar un balón en la frontal propia a poco del descanso.

En el segundo acto, el Murcia buscó mejor la espalda de la defensa amarilla. A punto estuvo Manu de meterse en un lío tras salir hasta el lateral del área y hacer falta, pero a centímetros de cometer penalti. Miguélez tuvo la réplica amarilla. El Mago sacó su varita para regatear a varios contrarios, hacer la pared con Oriol Riera y quedarse sólo ante el meta pimentonero. Pero su tiro se fue fuera cuando Santo Domingo cantaba el gol. Esto despertó al genio que tiene dentro y desplegó todo un arsenal de regates y pases, siempre que no se encontraba con la pierna de un rival. Dos minutos después, Sales tuvo otra gran ocasión que se fue también por línea de fondo. Parecía que el Alcorcón iba a sentenciar y matar. La historia del partido ante el Mirandés se repetía. Hasta que un detalle cambió el partido. Ángel intentó controlar un balón y le dio con la mano. El colegiado le sacó la segunda tarjeta y los amarillos se quedaron con diez.

Esto dio paso a otro partido. Media hora de patadas, protestas, tarjetas, golpes, lesiones, juego parado... la tensión se palpaba, en el campo y en la grada. El médico del Alcorcón y el delegado del Murcia se fueron a la caseta, expulsados. Entonces apareció otro Alcorcón. Intentó parar el partido y, de hecho, no se jugó casi nada. Las faltas de los amarillos se sucedían con infracciones de los murcianos. Nadie jugaba. Los piques eran continuos. Y la polémica surgió. Seis amarillas para los alfareros y tres para los pimentoneros. Todos dieron y todos recibieron. Pero los de Bordalás supieron administrar su ventaja. No lo critico. Hemos visto a muchos equipos en Santo Domingo hacer lo mismo. Parar el juego, protestar, defender al límite... y nos hemos ido criticándolos. No pecamos de pardillos con uno menos en el campo y ante un rival muy fuerte. Y funcionó. Así, Dos Santos regresó a Murcia con una preocupante lesión en la rodilla, Calahorro con seis puntos en la rodilla por la herida de unos clavos y Abraham y Miguélez con problemas en el gemelo...

Yo, personalmente, prefiero un equipo que busca sentenciar, pero entiendo las circunstancias del partido. Me quedo con volver a ver al Alcorcón tercero, una jornada más, y que Santo Domingo siga siendo un fortín en el que nadie pueda llevarse la victoria...